Hace ya unos cuantos veranos me dijeron que el helado de menta y chocolate era de señoras mayores. No recuerdo si en aquel momento lancé una mirada asesina a quien me lo dijo o detuve el cucurucho de helado a medio camino de mi boca, pero aquella frase, desde luego, se me quedó grabada.
¿Pueden existir helados de señoras mayores? Eso implica que existen helados de niños, de adolescentes, de jóvenes o adultos. A ver, que lo mío es el chocolate negro, pero en el helado se me hace demasiado intenso, y el sabor refrescante de la menta con esos pedazos de chocolate crujiente que se instalan en mi boca son el contrapunto perfecto. ¿Qué tiene eso de señora mayor?
Tampoco ayuda tener a dos pasos de casa una heladería donde he encontrado uno de los mejores helados de menta y chocolate que he probado en mi vida, porque siendo sincera, he probado muchos, y a veces la menta no se aprecia. Pero es que esta, la de Lanocciola —nadie me paga, ¡ojalá!— es quizás de las mejores que he probado. Helado italiano, por supuesto. Siento derribar tu sentimiento patrio, pero es que son insuperables.
Volviendo al tema —que me derrito pensando en la menta y el chocolate—, supongo que pensé en cambiar de sabor. ¿Cuál podría ser el de una mujer profesional, de mediana edad que se considera joven, que no se identifica con el término de señora mayor pero que dejó atrás la veintena hace mucho —bastante, no te voy a engañar—: ¿Fresa? ¿Yogurt, por eso de que parece más saludable? ¿Limón porque es digestivo? ¿Pitufo, que no sé ni qué puede ser “eso” azul? ¿Avellana? ¿Vainilla con cookies? ¿Kinder? ¿Stracciatela, que también me gusta mucho? ¿Chocolate con nata? ¿Dulce de leche? ¿Cheesecake? ¿Red Velvet, que suena mucho más modero? Pero si es que me planto ante el mostrador, miro todos los sabores y juro que por la vista me los comería todos, pero es que el que me llama, el que me dice: “estoy hecho para ti” es la menta con chocolate. No hay más. No puede ser de otra forma. De hecho, estoy deseando que llegue el verano para darme el capricho. Y así, verano tras verano, me voy convirtiendo más en la señora mayor a la que le gusta un helado de señora mayor.
A todo esto, lo que quiero decir es que si algo te gusta, disfrútalo y olvida lo que otras personas opinen. Porque yo no voy a dejar de tomar mi helado favorito porque alguien piense que es de un colectivo u otro, menuda tontería. No me define su opinión —y, siendo sincera, tampoco me importa nada de nada—. En realidad lo que me define es que me encanta mi helado favorito. Y creo que por mucho tiempo va a seguir siendo menta con chocolate. ¡Y que vivan las señoras mayores!
Me encanta, será el próximo sabor que pruebe ☺️🩷. Un texto muy natural y refrescante.
¡Y que vivan! ¡Olé tu carta!
Habría que escribirle todo un poema al helado de menta con chocolate. También es mi favorito de lejos, con permiso del de yogurt, que es mi segunda opción.
Concuerdo en todo lo que dices. Los italianos los mejores, le pese a quien le pese. Y tengas la edad que tengas, y se cuide lo que uno se cuide, dos helados al mes como mínimo son de obligado consumo. 😅
Gracias por tu carta Mar.
Me ha encantado. ❤️
P.D.: me has dado envidia con esa heladería tan cercana… 🧐